Cuando abandonaba el escenario estaba de luto, me encontraba en un funeral. El mío. Era la muerte de mi yo creativo. Tenía el corazón roto de veras. Al salir a la calle, Estocolmo, que siempre me había parecido tan hermoso, ya no lo era. Aunque casi no veía nada porque tenía los ojos llenos de lágrimas.
Cuando llegué a casa, me estaban esperando mis primas, me dijeron que había llamado un actor amigo de ellas que había participado en las pruebas. Él había conseguido un sobre blanco y preguntó que por que yo no había recogido el mío. Le pregunté si sabía de qué color era mi sobre. Me dijo que era blanco. Salí volando. Corrí todo el rato hasta recoger mi sobre blanco. Estaba entusiasmada.
Llevada por la agitación, rompí el papel de dentro al abrir el sobre. Años después conocí a uno de los miembros del jurado y le pregunté por qué habían interrumpido mi lectura tan pronto.
Él me dijo: “Nos encanto su seguridad y su impertinencia. Hablamos y no vimos ninguna necesidad de perder el tiempo. Sabíamos que era fabulosa y tenía un talento innato. Su futuro como actriz estaba asegurado”. Aquella noche, cuando me entera de lo del sobre blanco, fue la noche que cambió mi vida.” Recordaba Ingrid Bergman protagonista de Casa Blanca
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